Saturday, November 26, 2005


JC y el Millenniumdevenir

En esta cara angustiada se refleja tal vez mucho del sentimiento que se vive a diario. En un trabajo tan simple y operativo, tiende uno a perder la nocion de la realidad y se existe tan comodamente, que los problemas que aquejan se vuelven insidiosos y provocan vertigo, cuando para otros serian nimiedades, o a lo mucho incomodidades soportables y hasta ignorables.

Ver pasar los dias en turnos de 11, 12 y 13 horas tiende a volverte loco. Vas al baño, te miras al espejo y te desconoces en medio del constante malestar hepatico de la cervecita biliosa de estas tierras. Y es que llega uno a la casa con la creatividad ahogada por el tedio y el cansancio. Tantos proyectos que te pasan por la mente, proyectos que ilusamente planeas empezar a desarrollar en las frecuentes horas de ocio que nos son dadas entre partido y partido de NFL NBA y College. Digo ilusamente porque he venido a comprobar, no con sorpresa, que al verse cada uno desocupado y sin saber que hacer, todo ese potencial creativo se vuelca sobre una euforia loca en la que surgen las bromas reiterativas sobre la homosexualidad de tal o cual, la pantomima grotesca del que desea al compañero, la xenofobia aliviadora disfrazada de chascarrillo, y he aqui que ya nadie habla en serio, y se vuelve la oficina un carnaval que termina involucrando a todo el mundo, desde el gerente hasta la señora del aseo que recoge toneladas diarias de bolsas, vasos, cervilletas, boronas de galletas, una que otra hamburguesa vieja ya petrificada y claro, no podia faltar la caja de arroz cantones que alguno dejo hace tres dias al calor de la CPU, la que de su misma hediondez se hurdieron miles de conjeturas, algunas imnjustamente imputadas a deficiencias en el aseo de algunotro colega, otras, por demas fantasticas o al menos completamente inverosimiles en las que figuraba misteriosamente la perra de Mr Miller,... Ni que decir de aquella lluviosa mañana del 17 de junio en la que fue hallado para repudio de todo el departamento un vomito de aberrante intensidad odorifica debajo de la gran maceta que adorna la entrada principal de la oficina. Todos sentian el olor, pero nadie se atrevia, al igual que con el cantones en estado de putrefaccion, aventurar una busqueda que diera por terminado el suplicio. Al final fue un accidente el que vino a dar a luz el abyecto descrubrimiento: esplayado en toda la extension de su textura dando clara muestra de sus ingredientes y de las costumbres alimenticias del bookie promedio, aquella masa amarillenta, entre blanca y parduzca ya por la descomposicion y potenciado su olor por el componente alcoholico del que pudimos presumir se trataba de algun vino de dudosa factura. Ante tan abrumadora tarea no quedó mas que optar por un equipo de limpieza industrial que como primera medida enchilo todo el edificio con un desinfectante tan penetrante que hacia llorar. La autoria de este hecho constituye hasta el dia de hoy uno de los tantos enigmas que pesan sobre la historia disiplinaria de la compañía, para no hablar de aquel cerote de 10.5 cm de diametro hallado en uno de los inodoros del 5 piso por un atribulado nightshifter a las 2:45 de la madrugada,.....

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